miércoles, 18 de abril de 2012

Capítulo 2 - Pásame esas patatas

Me he dado cuenta de que la gente que me rodea es imbécil o que yo me esfuerzo por encontrarme imbéciles en mi camino. No me refiero a su inteligencia. Eso me trae sin cuidado. Sino a sus actos. Les pasó a mis dos últimas exnovias, a mi cartera y a la puta de la vecina polaca que vive en el segundo.

Mis dos últimas exnovias son un caso aparte a tener en cuenta. Un estudio asegura que el 50% de las parejas comenten infidelidades durante su relación. Pues a mi me dieron bien por culo y la estadística se amplió al 100% Personalmente no es que me importe... no puedo estar celoso de mujeres que no me importan y mi orgullo es demasiado bajo como para sentirse herido, pero coño, te cabrea que se metan otras pollas cuando podrían estar metiéndose la tuya.

La llamaremos #1 y #2. La #1 creo que era más modosita. Me contó que yo la desvirgué (tengo mis dudas). Me contó que me quería más que a nadie había querido antes (de eso dudo aún más). Estuve con ella por desidia. O sea, que era un vago de los cojones y me daba demasiada pereza mandarla a la mierda y ponerme a buscar a otra. Eso cansa mucho y yo no tengo fe en la humanidad, sólo en el sexo.

La #1, una pareja de amigos y yo comenzamos a salir. Nada sexual, al menos de momento. Sólo quedábamos para cenar, ver películas vomitivas en el cine y jugar de vez en cuando a las cartas. He de reconocer que no me caían bien, pero una vez más me cansaba mandarlos a la mierda. He de reconocer que el hecho de que no me cayesen bien influyó y mucho en el hecho de que hiciese trampas a las cartas. Algunas de mis películas en DVD las compré gracias a ellos.

Esta relación terminó de forma muy sencilla. El sujero A, se la metió al sujeto #1 en repetidas ocasiones. Yo me di cuenta porque iba caminando un buen día por el pasillo de casa y no pude avanzar. Sí, los cuernos se me engancharon en una lámpara. El sujeto B dejó al A. El sujeto cornudo dejó a la sujeto #1 para que pudiese seguir follando sin reparos. Y sí, os responderé a la pregunta que os estáis haciendo: No, no me follé a la sujeto B. ¿Por qué? Cojones, porque era un callo malayo más feo que mis huevos depilados en verano. Antes preferiría haberme follado un perro muerto. Así que opté por mudarme de piso a la otra punta de la ciudad. Lo suficiente lejos como para no escuchar a la sujeto #1 gemir cada noche. No por celos, sino porque no quería que me despertase.

La #2 es un caso totalmente distinto. Nos queríamos de verdad y con total pasión. Al menos eso le estuve diciendo un buen tiempo para que se viniera a mi cama. Me aburrían las pajas cuando la conocí. Al menos las que me hacía yo mismo. Ella se lo creyó, me dijo que también me quería y acabamos echando una media de dos polvos diarios. Soy humano y no podemos aguantar mucho tiempo esa media. Así que le dije la verdad para asustarla. "Estoy loco y no es por tí". Los pucheros que aparecieron en su cara me dió pena y fue cuando le dije que era bipolar, que no bipollar (no quería que se creara falsas esperanzas). "Eso que es?"- me dijo. "Bueno, estoy loco, pero aún no mato gente por la calle. Dame tiempo" -Respondí yo.
Creo que no me creyó o estaba tan ciega como para seguir a mi lado. Así estuve aguantándola dos años más. De nuevo la desidia hizo mella... puta desidia. Llegó a un puto cansino. Ella no me aguantaba y yo no la aguantaba. Ella no me comprendía y yo no quería comprenderla. Ella abría la boca y yo no quería oírla. Yo abría la boca y ella no estaba de acuerdo. Nos pasó lo que les pasa a miles de parejas a diario, sólo que hay algunos que se terminan casando y se llaman cariño mutuamente. Al final, poco antes de mandarla a la mierda, me enteré de que se estaba follando a un gordo. No un gordo cualquiera, sino un gordo amigo nuestro. Tomé dos decisiones. 1) Mandarla a la mierda por servicio urgente y 2) Nunca más volvería a tener amigos que no estuviesen castrados.

Eh gordo, sí, tú. No seas gilipollas. Deja de leer esa mierda de libro y pásame esas putas patatas de bolsa. Me entró hambre.

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